sábado, 13 de junio de 2009

Libertad


Era jueves y decidimos separarnos por única vez en el mes. Ezequiel se encontraría a solas en el bar preferido de ella, Pedro se juntaría a tomar un vino con su nueva novia en su antro de siempre mientras que Manuel tendría su primera cita a ciegas recién a los 31 años. Y yo, con mi plan cancelado de antemano iría al planetario simplemente para hacer algo y darle un marco de incertidumbre a mi noche semanal.

Al principio la cancelación me molestó un poco, debo admitirlo, pero luego me reconfortó y me alegró. La cancelación finalmente le daba un marco insospechado de incertidumbre a mi noche ya que estaba decidido a salir de casa.

Pasé de saber cómo iba a empezar y terminar la noche a tener la absoluta incertidumbre de cómo empezaría y de cómo, dónde y con quien terminaría. Y eso me alegro, me motivó y salí con una sonrisa de esas que se esbozan no muchas veces.

Era jueves y por primera vez en el mes no estábamos afrontándolo juntos, como siempre, como debía y creíamos que correspondía ser. Pero aún así estábamos contentos ya que todos habíamos podido hilvanar nuestra noche de manera parecida y en ese punto estábamos conectados. Ellos, claro, no sabían de mi cancelación y no tenían porqué saberlo, al menos, hasta el día siguiente. Los conozco, me conocen y la cancelación de uno es efecto dominó y termina siendo cancelación de todos y no tenía sentido que así fuera porque además, la cancelación me había alegrado de manera inusitada y me entusiasmaba saber que todos tenían plan menos yo.

Improvisar la noche. De eso se trataba, de improvisar la noche.
De tener toda la noche a mi disposición y la incertidumbre de lo que pasaría.
Se trataba de libertad también. Yo era libre de hacer de la noche lo que quisiera y en ese punto también tenía la libertad de hacer lo que quisiera.

Fui al planetario finalmente pero no había nadie. Me senté en un banco, miré al cielo y me levanté. De pronto me encontré caminando por avenida Santa Fé en dirección al centro de Buenos Aires. En ese momento pensé que para caminar un jueves solo y de noche, nada mejor que avenida Corrientes así que fui hasta allí, y el hecho de haber transitado por Santa Fé y Corrientes, y tener que haber pasado por Avenida Córdoba me hizo sentir mas federal que de costumbre.

Caminando, abstraído totalmente y sumergido en mis pensamientos casi por casualidad llegué a la estación de Ómnibus de Retiro.
De pronto me vi ante la necesidad imperiosa de viajar en Bondi hacía algún lado. Hurgué en mis bolsillos y para mi sorpresa disponía de dinero suficiente como para hacerlo.

Finalmente ese jueves de cancelación término siendo un viernes en Rosario y eso me hizo sentir bien, muy bien.

4 comentarios:

Alex dijo...

Quiero que mi jueves de cancelación sea un viernes de consagración. De sentir que estoy vivo y que ese día me cambió para y por siempre.

gala dijo...

y porque la foto del planetario y no la de rosario?? o ambas? o ninguna?? o todas?? o algunas? o o o? eh?? eh??

Solsindroga dijo...

Me quedé sin rollo en rosario..

gala dijo...

te quedaste maniiiija